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martes, 22 de enero de 2013

Cómo reconducir un partido

Quién no ha tenido alguna vez la sensación de que un partido que estamos perdiendo podríamos ganarlo. Quede claro antes de seguir que no me refiero a los jugadores que encuentran excusas para todo y te hacen creer falsamente que han perdido por alguna causa externa (viento, lluvia, la pala, la pista…), o porque su compañero, una vez más, ha regalado el partido. De ellos hablaremos en otra ocasión.
Pero realmente hay ocasiones donde las cosas no están saliendo, tenemos opciones reales de victoria, y hay que buscar soluciones. El problema nos puede surgir por tres causas: que nuestro nivel ese día esté por debajo de lo normal, el de nuestros rivales por encima del suyo, o que la táctica empleada no sea la adecuada.
Intentaré ofreceros algunas indicaciones para revertir dichas situaciones. En el primer caso, cuando no estamos alcanzando nuestro nivel de juego, la recomendación es empezar de cero, intentar diseñar un plan de acción basado en lo que mejor sabemos hacer, y por consiguiente las cosas que menos errores no forzados provocan, con el pensamiento de coger confianza poco a poco. A medida que vayamos reduciendo los errores y cogiendo confianza podremos, si así lo requiere el partido, intentar alguna cosa más.
Si el problema se plantea porque nuestros rivales están tocados por la varita mágica, nuestra táctica tiene que encaminarse a modificar los parámetros del partido, modificar el entorno que está provocando que jueguen tan a gusto. Hay muchas soluciones y nos costará más acertar si no conocemos un poquito la personalidad de los rivales. Pero en general podemos probar cosas tales como ralentizar el tempo del juego o cambiar la táctica empleada (incluso de manera radical pero controlada en algunas ocasiones). Dentro de este apartado hay infinidad de cosas que podemos hacer, algunas  incluso tan alocadas como volcar el juego sobre el mejor jugador de la pareja rival, ralentizar o acelerar el juego de manera ostensible, intentar ganar la red a cualquier precio incluso cometiendo alguna pequeña locura o renunciar deliberadamente a la red optando por una táctica ultradefensiva.
Hay otras maneras no legales que algunos jugadores utilizan para desestabilizar al rival.  Os comentaré alguna con el ánimo no de que las utilicéis sino de que no dejéis que las utilicen o como mínimo que no os desestabilicen. Las principales son parar el juego con cualquier excusa como ir al lavabo (situado a mucha distancia de la pista claro está) o provocar un pequeño altercado al protestar una pelota que claramente en otra situación no se protestaría.
El tercer caso es el más interesante para mí. En esta ocasión cada pareja está jugando a su nivel pero es la táctica empleada la que no está dando buenos resultados. Evidentemente la solución pasará por un cambio de táctica, pero no hay que olvidar que nuestras características como jugadores definen una estrategia de juego que sólo nos permite una serie determinada de cambios. Por ejemplo en mi caso, que soy un jugador bajito y con poquita fuerza, no puedo plantearme un cambio de juego pensado en reducir la duración de los puntos a base de acelerar los golpes más allá de mis posibilidades físicas.
Pero cualesquiera que sean nuestras características seguro que podremos intentar alguna cosa. Yo a mis alumnos siempre les doy el siguiente consejo: “pierde, pero no pongas siempre la misma mejilla. Si te están dando en una mejilla como mínimo pon la otra a ver qué pasa”. Un ejemplo clásico es cuando jugamos contra un jugador que cada vez que le tiramos un globo nos remata y nos gana el punto. En ese caso hay que reducir drásticamente el número de globos lanzados. Que nos gane, pero no a base de remates. Y si jugando sin globos me sigue ganando intentaré otro cambio. Y si no doy con la tecla le felicitaré pero me iré a la ducha con la sensación de haber intentado todo lo posible.
Espero haberos ayudado un poquito, y lo seguiré haciendo porque este tipo de artículos me los solicitáis mucho.

jueves, 10 de enero de 2013

Cómo hacer mejor a mi pareja

 

Hace muchos años tuve un compañero que me enseñó cómo conseguir el 100% del rendimiento de tu pareja. Parece sencillo, pero no lo es. Es más, es una de las facetas más importantes del juego y muy pocos jugadores, incluso profesionales, la dominan.
A partir de una premisa en la que todos podemos coincidir, “para conseguir el máximo rendimiento como pareja necesito exprimir el 100% de las potencialidades propias y las de mi compañero”, la receta es sencilla; examinar a mi compañero y establecer una estrategia de actuación que le haga sentir bien y cómodo en la pista para que pueda desarrollar su mejor juego. Pero llevarlo a cabo es tarea hercúlea y necesita grandes dosis de inteligencia, humildad y constancia.

Inteligencia para detectar cuáles son los puntos flacos de mi compañero, aquellos que me permitirán domar su comportamiento de manera subliminal. Humildad porque en muchas ocasiones la receta concreta pasará por sobrevalorar las actuaciones del compañero de manera que su ego se sienta ampliamente recompensado. Y constancia porque para ser creíbles se necesita una labor de largo recorrido (esa es una de las razones por las que las parejas funcionan mejor si existe este tipo de trabajo y se desarrolla a lo largo del tiempo).
En concreto el compañero del que os hablaba me hacía sentir en la pista como la pieza clave del engranaje. Incluso cuando mi actuación no era la más brillante me hacía sentir bien. Ensalzaba mis buenas acciones y perdonaba y excusaba las malas. Eso hacía que yo jugase con un plus de confianza. Además también se encargaba de todas las operaciones pre-partido: conocer el horario de juego, traslados, aguas y otras bebidas y en definitiva cualquier cosa que me hiciera sentir bien. Pero mi compañero no era tonto, y justo acabar el partido se cobraba los servicios ya que se dedicaba a explicar a la gente que todo el mérito era suyo y que yo tenía un papel mucho menos importante del que a mí me hacía sentir.
Lo que pasa es que yo aprendí de sus métodos y entendí que esa era la mejor forma de sacar su máximo rendimiento. Así pues los dos contentos y una trayectoria como pareja que nos permitió estar varios años sin perder ningún partido en Cataluña.
En el pádel profesional, donde los egos juegan un papel muy importante, muchas veces avivados por entornos poco saludables desde este punto de vista, es difícil encontrar jugadores que dominen esta faceta. Pero me gustaría destacar al jugador que bajo mi punto de vista más rendimiento saca de su pareja, Maxi Gabriel. Este año nos ha dado una lección de cómo tratar a un jugador tan especial como Miguel Lamperti. Maxi ha sabido escuchar, templar a su compañero con un gesto, una mirada. Y con el tiempo, su buen hacer en ese aspecto y sumado a un nivel de juego espectacular ganarse la confianza de Miguel. Pienso que esa ha sido clave que les ha llevado a realizar una segunda parte de la temporada mucho mejor que la primera.
 Fuente: http://padel.sport.es/como-hacer-mejor-a-mi-pareja/