Por tanto, ¿cuales son las lesiones más frecuentes en el pádel? Según Jorge Rodriguez (preparador físico de muchos jugadores profesionales) se pueden clasificar como:
- Accidentales: todas aquellas lesiones que se puedan dar con cualquier elemento de la pista (cómo pisar una pelota, recibir un pelotazo o darse un golpe con la pala, etc.). En estos casos el jugador que físicamente está más fuerte podrá soportar estos accidentes sin gran riesgo de lesión, además de que un jugador que se entrena asiduamente se podrá recuperar antes que uno que no lo hace.
- Por sobrecarga: esto se produce cuando alguna de nuestras articulaciones, músculos o ligamentos no está preparada para la carga que le estamos dando, por lo que hay un exceso de capacidad. Ello se puede dar por la larga duración de un partido o por jugar varios partidos en un periodo corto de tiempo.
- Por técnica: tiene lugar cuando tenemos una mecánica incorrecta a la hora de realizar los golpes o desplazarnos por la pista. Por ello es muy importante un aprendizaje correcto en las clases de pádel. El ejemplo más claro es el que se da en los jugadores que sufren epicondilitis, también conocido como "codo de tenista".
- Preparación inadecuada: se refiere a la mala preparación con la que pretendemos entrar a disputar un partido o simplemente entrenar. Este tipo de lesiones se podrían evitar con un calentamiento completo y que duren al menos 5 minutos como mínimo. Se han dado muchos casos de jugadores que apenas entran al partido sin calentar y en el primer sprint se resienten, sufriendo una contractura o incluso desgarros musculares de importancia.
- Malas condiciones climatologías: cuando la lluvia, el frío, el calor o humedad generan unas condiciones propicias para lesionarse. Un ejemplo de ello es cuando disputamos un partido en el que la pista esta mojada y sufrimos un resbalón. Muchas veces, tras no jugar varios días, nos importa poco las condiciones de la pista ya que tenemos ganas de jugar. Quizás sea mejor no jugar ese partido, vaya que con el riesgo de lesionarnos estemos sin jugar mucho más tiempo.
- Mala deshidratación o alimentación: Si nuestro cuerpo entra a un partido en malas condiciones, como jugar sin haber comido o con falta de hidratación, estamos expuestos a sufrir calambres, contracturas o fatiga que nos puede llevar a una lesión.
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